Las últimas investigaciones sobre la obesidad infantil, han revelado que los hábitos alimenticios de los padres influyen en los hábitos alimenticios de sus hijos también, causando obesidad. El estudio fue realizado en la Universidad del Estado de Washington y los resultados fueron publicados en el último número de la revista Appetite.

obesidad-infantil

El Estudio

Halley Morrison, principal autora del estudio, se centró en la obesidad infantil y su prevención como tema de investigación en el Departamento de Desarrollo Humano. Junto con sus colegas, ella analizó  a 222 pequeños latinos y afro-americanos de edad preescolar. El problema que encontró no estaba relacionado con la falta de alimentos, sino en la abundancia de los mismos. Conductas alimenticias y modelos de los padres han cambiado a lo largo de los años y han recurrido cada vez más a los alimentos envasados ​​y bebidas que no sólo son menos nutritivos, sino también calificados como comida chatarra. Además, las madres generalmente recurren a comer más, incluso después de que se sienten satisfechas.

Según el estudio de Morrison en madres y niños, hay 2 tipos de madres que inducen a la obesidad:

1. Aquellas que son guiadas por las emociones y los impulsos en sus hábitos alimenticios

La autora dice que las madres que comen por impulso tienden a criar a sus hijos con el mismo hábito y por lo tanto ambos disfrutan de la comida chatarra, la cual se califica como poco saludable.

2. Las que comen más allá de su capacidad sólo para satisfacer su codicia

La segunda categoría de madres son las que comen incluso después de que se sienten satisfechas. Ellas creen que tienen que terminar lo que está en su plato e inculcan lo mismo a sus hijos. Estos dos tipos de madres hacen que los niños coman en exceso llevándolos a la obesidad.

Conclusiones y Recomendaciones del Estudio

El truco es seguir un control de porciones. Comidas más pequeñas en intervalos frecuentes, son más saludables. Dale a tu niño más comida sólo si la pide. No establezcas los límites de acuerdo a tu percepción. Deja que el niño esté en sintonía con su cuerpo y que vea la comida como algo satisfactorio. Esto hará que la hora de comer sea una experiencia positiva tanto para ti como para el pequeño.

Otro punto importante es llenar tu despensa con alimentos saludables. Ten cuidado de que incluso ese “botaneo” sea saludable. Limitar los dulces y snacks grasos asegura que tu hijo no esté expuesto a altas calorías y alimentos con bajo contenido nutricional.